martes, 14 de septiembre de 2010

Glacial


Contaba la leyenda que su corazón era de hielo, su coraza era impenetrable, su amor inalcanzable. Ni siquiera el más puro rayo de sol podía derretirlo ni una mínima parte. Pero ella quiso quebrar su armadura glacial, aún arriesgándose a fracasar. Cada día se daba cabezazos contra ella, pero sus esfuerzos fueron en vano, ni tan solo una esquirla de hielo se desprendía. Quiso ella entregarle su pequeño corazón, pero al extender su mano con él en la palma, la coraza lo congeló y lo partió en mil pedazos. Ella se dedicó a recoger cada pedazo y volverlo a unir, para luego entregárselo una y otra vez. Pero los carámbanos eran infranqueables. Cuando ella no supo más qué hacer, el guerrero tuvo que marchar. Ella, con chichones y tiritas en el pecho, observó con sus ojos llenos de lágrimas la partida de su héroe para ofrecerle su maltrecho y remendado corazón una vez más. ¿Quién sabe si el guerrero al regresar cambie de forma? ¿O quizás su armadura se derretirá en la batalla y su corazón se ablandará? Ella, incansable e insaciable, espera su retorno...