El maldito espejo no miente. La imagen cada vez se muestra más nítida, más clara. Veo ese aura, más limpia, más brillante.
Dejó de ser un espectro, una sombra de lo que pudo ser. Va tomando forma y cuerpo, paso a paso, poco a poco.
Distingo unos ojos, una figura humana, esbozando una sonrisa. Aún quedan pequellos destellos de luz que no me dejan apreciar su inmensidad. Ese reflejo...
Ese reflejo...
Esos ojos...
¿Seré yo?
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