miércoles, 23 de marzo de 2011

Caronte


Deja que mi alma se meza una vez más con el vaivén de las olas de este mar de sombras, pues perdí mi óbolo al cruzar el estrecho umbral que existe entre la vida y la muerte. Déjame, tú, alma condenada, que es mi última oportunidad de sentirme viva en esta espiral de corrientes que me transportan de un lado a otro del Aqueronte. Tú, que por la eternidad has conducido a los perdidos y sin rumbo hasta su destino final. Tú, que has portado el silencio y la muerte hasta el Inframundo. Dame un último atisbo de esperanza para sentir que aún no ha llegado mi hora. Opulento Hades, déjame disfrutar un poco más de esta vida. Y vosotras, Moiras, que todo tenéis entre vuestras manos y que todo lo contempláis, permitidme cumplir la misión que se me ha encomendado antes de cortar el delicado hilo que me une a este mundo. Os lo ruego, os lo suplico… Dioses, tened piedad de esta pobre mortal…

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